Encuentro Feminista del Paraguay 2013. Foto: Luis Vera

Las aborteras

Pelao Carvallo // ¿Quienes son las aborteras? Puestas a pensar en el tema del aborto, habitualmente olvidamos hablar de estas mujeres (¿son sólo mujeres?) ¿Qué tanto tendrían que decirnos del tema? Han de ser, las aborteras, unas mujeres populares, unas feministas avant-la-lettre, unas resistentes, que tienen, desarrollan y transmiten un conocimiento femenino popular de resistencia. Son, las aborteras, unas mujeres arriesgadas, valerosas, que están involucradas en una redes de resistencia femenina bastante grandes y flexibles, clandestinas, ocultas al poder, que hacen su labor sanitaria en condiciones de emergencia y sin apoyos más que los que encuentran en su territorios y las redes que han construido.

Son mujeres respetadas, con cierta autoridad –en el sentido de sabiduría, no de poder- , en las que otras mujeres, populares, pobres, de su mismo territorio, encuentran tanto apoyo y consuelo como respuestas y soluciones a sus urgencias.

En ningún caso estoy mencionando a esa industria, también ilegal en Paraguay y buena parte de Latinoamérica y el Caribe, del aborto médico y hospitalocéntrico, pensado y prácticado para solucionar los problemas de las clases medias y altas y que oferta la seguridad de una atención supuestamente bien equipada y bien acondicionada, en clínicas y consultas legales, la más de las veces sin los equipamientos ni la salubridad necesarios, sólo con el “título” necesario, y siempre con precios de usura gozando además de la impunidad legal que ofrece el formar parte de la escena del poder. En definitiva, no nos referimos acá a esos mercaderes del aborto, médicos hombres habitualmente, cuyo objetivo es lucrar a costas de la penalización de esta práctica.

Las aborteras hacen un trabajo silencioso, clandestino, resistente. Usan herramientas e instrumentos fácilmente conseguibles en su entorno y traspasan su conocimiento para mantener con vida esta sabiduría. Si bien muchas de ellas reciben alguna compensación monetaria por la ayuda que dan, no constituye este tema su principal fuente de trabajo ni soluciona su vida -ninguna abortera se ha hecho rica en Paraguay ni en Latinoamérica-. Habitualmente trabajan en otra cosa, sostienen por su cuenta a sus propias familias.

Las aborteras deberían ser apreciadas, valoradas, en tanto son una demostración viva de una resistencia femenina popular desde el conocimiento aplicado, desde la transmisión libre y social de un conocimiento resistente y subversivo. En la práctica, ellas han politizado, desde lo popular clandestino, el tema del aborto.

Podemos comparar el trabajo de las aborteras al que realizaban los equipos sanitarios de las organizaciones guerrilleras en América Latina, o el maquis (2) de Europa en la resistencia antifascista. Nadie ha pedido cuentas a esas resistencias por los fallos en sus atenciones de urgencia en salud, por las muertes “en camilla” que tuvieron. Es más, de algún modo, se les ha valorado y felicitado. Hicieron su trabajo, resistieron y ayudaron a resistir al pueblo. Tuvieron también como resultados un porcentaje de muertes y mutilaciones. Considerado que dadas las condiciones de trabajo, la clandestinidad de la situación, el peligro envuelto, la escasez de herramientas, esos equipos clandestinos de salud realizaron una labor inestimable. Igualmente quienes conformaron estos equipos tuvieron un trato de héroes y heroínas puesto que ayudaron a salvar vidas y reponer luchadores y luchadoras a la causa. Pese a tantas muertes y fallos que tuvieron.

En cambio, a las aborteras latinoamericanas, ni se les respeta ni se les valora. Sólo se les condena y criminaliza. Y eso sería entendible de un estado laico que penaliza la resistencia que hacen las aborteras o de su contraparte religiosa que condena esa misma resistencia. Pues incluso, aún quienes luchamos por un aborto libre, gratuito, seguro y accesible para todas quienes lo necesiten, no hemos valorado el trabajo silencioso y heroico de estas luchadoras del conocimiento popular femenino. Ciertamente esta mirada puede ser tachada de parcial y poco verdadera. Es cierto, es sólo una mirada que pretende poner atención en uno de los factores de nuestra lucha, uno que hasta ahora no ha sido tomado en cuenta. Este factor es que existen mujeres que realizan abortos para ayudar a otras mujeres, a partir de un conocimiento popular femenino de resistencia.

Clyde Soto (2) realizaba una serie de afirmaciones, al describir la situación del aborto en Paraguay: “No sabemos cuántos abortos se practican en el país en cada año. No sabemos qué proporción de embarazos terminan en aborto. No sabemos cuántos de estos abortos se realizaron de forma segura y cuántos fueron abortos riesgosos. No sabemos qué cantidad de mujeres fueron hospitalizadas por esta causa. No sabemos qué consecuencias han tenido estos abortos en la salud de las mujeres. Entre otras muchas cuestiones que todavía no sabemos.”

Agregaría que no sabemos nada de las mujeres aborteras, posibles aliadas en la lucha tanto por la despenalización del aborto cómo en la lucha por un aborto libre, gratuito, seguro y accesible para las todas quienes necesiten. Necesitaríamos saber más de ellas y de su larga historia de ayuda a otras mujeres. También de la gran carga que significa arrastrar consigo la posibilidad del fallo en el quehacer, que en este caso puede significar la muerte o el daño en otras que han confiado en su asistencia, y la propia cárcel y castigo para ellas. Habría que hablar con ellas, las aborteras o quizás, simbólicamente, rendirles cierto homenaje a esas luchadoras.

En la idea de cambiar las cosas, transformar la realidad, a ratos deberíamos, como decía Roberto Fernández en el taller de pensamiento (3) “pensar indisciplinada y sospechosamente, al revés y de vuelta, sin concesiones” y, en el caso del aborto, sumar a la justa preocupación por las víctimas, una también justa preocupación por aquellas mujeres que han autogestionado soluciones a problemas de las mujeres populares, siendo ellas mismas partes de ese inmenso colectivo.

 

 


 

1) El maquis también conocido como la guerrilla o GE (Guerrilleros Españoles), fue el conjunto de movimientos guerrilleros antifascistas de resistencia en España que comenzó durante la Guerra Civil. (Maquis -guerrilla antifranquista-,Wikipedia).
2) Soto, Clyde, El aborto como causa de muerte en mujeres del Paraguay-2003, CDE, Asunción, 2004.
3) Taller de pensamiento, curso de verano de objeción de conciencia y antimilitarismo, Ni Casco Ni Uniforme, enero 2007, La Morada/Radio Tierra, Santiago, Chile.


Fuente: Las aborteras