Así fue el primer día del seminario internacional de Economía Feminista Emancipatoria realizado en Asunción del Paraguay. La apertura fue una clase magistral de Silvia Federici que trazó la postal del mundo actual: las luchas por la tierra, la explotación de los recursos naturales y la militarización de la vida cotidiana. Apuntes para crear una salida a este destino de empobrecimiento, muerte y destrucción. Desde Asunción, la crónica de Claudia Acuña, publicada originalmente en La Vaca
Ante un auditorio desbordado de mujeres que tomaban apuntes como en clase, la profesora ítalo-norteamericana Silvia Federici desplegó su arte de describir en forma fácil lo difícil: qué nos pasa y por qué. “Nos encontramos en un período del capitalismo caracterizado por la privatización de la tierra y la explotación sin límites de los recursos naturales cuya consecuencia es el empobrecimiento de la mayor parte de la población mundial. ¿Cómo podemos resistir? Creando formas de producción más cooperativas y comprendiendo que aquello que le pasa a una comunidad, a un territorio y a un ambiente, nos pasa a todos, porque lo que está en juego es la reproducción de la vida”.
Federici abrió así el seminario internacional Luchas y alternativas para una economía feminista emancipatoria, organizado en Asunción del Paraguay por el Centro de Documentación y Estudios (CDE), la Articulación Feminista Marcosur (AFM) y el Grupo de Trabajo de Economía Feminista Emancipatoria de CLACSO. De este grupo una de las referentes es la colombiana Natalia Quiroga Diaz, docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento, y responsable del enfoque que tiene en este seminario el concepto de Economía Feminista: la creación de formas de producción de resistencia al capitalismo depredador. Sobre los orígenes de este grupo y su enfoque puede leerse más en este artículo redactado por varias de sus integrantes , pero fue suficiente el resumen que realizó Federici para comprender de qué se trata y qué estudian:
Prostitución, maternidad e igualdad
Cuando llegó el turno de las preguntas del público, Federici respondió sobre temas que atraviesan el destino de los movimientos feministas latinoamericanos:
Sobre la división entre feministas abolicionistas de la explotación sexual y regulacionistas del trabajo sexual: “Me apena mucho que este sea un tema de división dentro del feminismo, especialmente porque tengo memoria viva de cómo el feminismo fue justamente el movimiento que permitió a las trabajadoras sexuales organizarse. También porque encuentro moralizante clasificar qué tipo de explotación de los cuerpos de las mujeres es más degradante. Hay mujeres que han tenido que vender sus cuerpos en matrimonio para tener una posibilidad de sobrevivencia, otras que han tenido que hacerlo en maquilas (fábricas clandestinas) en condiciones que le han arruinado la salud y otras que han tenido que prostituirse. Todas han representado salidas que no han escogido, pero que fueron las posibles dentro de esas imposibilidades de elección. Entonces, cuando estoy conversando con una mujer prefiero no preguntarle qué tipo de explotación ha podido que tolerar, sino hablar sobre cómo luchamos juntas para ampliar posibilidades”.
Sobre la maternidad: “El feminismo no puede reducir su lucha por la independencia del cuerpo de las mujeres a un solo tema, como el aborto. Porque su lucha no es solo elegir cuándo parir o no parir, sino por cambiar las maternidades. Tenemos que pensar la reproducción de la vida como una tarea comunitaria, social, territorial y de sistema de producción.”
Sobre la igualdad: “Cuando las mujeres me hablan de la lucha por la igualdad yo respondo: no es mi lucha. Yo no quiero ser igual a un hombre explotado. Yo lucho por no ser explotada y que nadie lo sea”.
Sobre el Estado: “Hay movimiento de mujeres y de partidos de izquierda que centran sus demandas en exigirle al Estado una serie de reclamos. Y está bien que así sea, porque es importante que quede en claro que el Estado no está garantizando los derechos básicos de toda la población. Pero no podemos centrar todo nuestro esfuerzo en ese reclamo, que sabemos que no será escuchado. También tenemos que lograr reapropiarnos de nuestras tierras despojadas, de nuestros recursos saqueados y de nuestra cultura destrozada. Son dos estrategias y ambas tienen que estar presentes como horizonte cotidiano. Una de las grandes batallas contra este sistema es lograr que no nos paralice el cerebro. Lograr imaginar otras formas de pensar el futuro que no sean las que dicta el mercado. Poder preguntarnos ¿Cómo queremos educarnos? ¿Qué es la salud? ¿Qué significa estar bien? Ese tipo de preguntas son las que nos permiten recuperar el control de nuestras vidas y de nuestros destinos sociales. Es lo que llamamos “la política de lo común”, que es la política que nos coloca en nuestro lugar: personas interrelacionadas que habitan un ambiente del cual dependen. El sistema quiere que nos pensemos aislados y nosotras tenemos que crear formas compartidas de producción de la vida”.
De eso se trata resistir hoy.
Esa fue la lección de Federici.
El itinerario que recorrerá este seminario mañana fue trazado por Natalia Quiroga Díaz en tres ejes:
Hay 26 especialistas de Latinoamérica y España que disertarán sobre estos tres ejes, a partir de situaciones específicas, luchas concretas y movimientos sociales específicos.
La nueva teoría feminista exige estas condiciones para que la palabra siembre acciones: luchar y pensar.
Ese es el orden del desorden.