Por Fátima E. Rodríguez
Hace un año comencé a trabajar en el Centro de Documentación y Estudios (CDE). Desde mi labor de periodista había entrevistado y leído sobre algunos trabajos realizados desde esta organización, pero ninguna de esas entrevistas o lecturas se referían a temáticas de género, más bien sobre migración rural. Nunca me consideré feminista y hasta ahora me cuesta ponerme en algún “ismo” e “ista”; digamos, que me reservo como un derecho a no identificarse completamente con una corriente, que espero pueda definirse mejor al final de mi vida alguna vez. En fin, refiero todas estas explicaciones previas porque quiero colocar la visibilidad de la violencia hacia las mujeres como una tarea de comunicación y reflexión necesaria, que incluso a mí, que ahora trabajo con feministas, me cuesta un poco.
En noviembre del año 2015 en un proceso con mujeres de otras organizaciones se creó “Mujeres Libres de Violencia- Paraguay”. Ese año, Florencia Aguirre, una feminista, artista y diseñadora gráfica, preguntó si había forma de saber los nombres de las mujeres asesinadas por sus parejas o por ser mujer. Dijeron que sí, pero no era fácil tener a mano los datos en ese momento. Florencia quería hacer una instalación con ropas de mujeres, idealmente invitar a familiares, trabajar con ropas, poner en unos percheros y ponerles nombres, edades, lugares de origen… “caminar con nuestras muertas”, dijo ella como propuesta creativa para la marcha del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Este año, trabajamos en esta lista. Al principio puse todos los nombres de mujeres que eran asesinadas. Tenía una lista larga y cada vez estaba más confundida sobre el concepto de “Feminicidio”, sobre todo porque hace poco trataron el proyecto de Ley de Protección Integral contra toda forma de violencia hacia las mujeres en Diputados y dijeron prácticamente que feminicidio es igual a un “homicidio agravado”.
¿Pongo o no en la lista a la chica que fue asesinada por un motochorro? “Es probable que si se hace un estudio, los motochorros ataquen más a mujeres que a hombres”, me dijo el padre de mi hija en una conversación sobre mis dudas. ¿Qué hago con la costurera que fue asesinada en Yaguarón frente a su hijo de 6 años y fue asesinada por un hombre? ¿Y la señora que fue enterrada en su patio por su hijo varón en Caacupé? ¿Incluyo a la personas trans en la lista? , cada vez la lista crecía y se volvía confusa.
Una charla con Ofelia Martínez, Clyde Soto y otra con Myrian González, me aclararon algunas dudas y me generaron otras. Myrian me explicó la diferencia entre Femicidio y Feminicidio, que el gran aporte de Marcela Lagarde fue esta diferenciación: homicidio, crimen de un hombre y al principio se tradujo del inglés y quedó “femicidio” que evoca más a “crimen de una mujer”. Sin embargo, el concepto de Feminicidio refiere a “asesinato por ser mujer” y aquí hay ya otras complejidades: como que pueda existir una relación de poder, como un crimen producido porque se espera que la mujer sea de tal manera y no lo es; como que es un crimen que pudo haber sido evitado por el Estado, etc.
Entonces, comencé a depurar la lista : la chica asesinada por un motochorro no es feminicidio. El muchacho que mató a su madre, no es un feminicida porque era un enfermo mental, y por más que por ahí existía una relación de poder, porque ella era su cuidadora finalmente…tampoco es feminicidio el caso de la costurera fue asesinada por un hombre al parecer de manera equivocada y el testigo fue su hijo de 6 años. Si la motivación es robo y no hay relación con el victimario no es Feminicidio. Incluí a una persona trans que fue asesinada este año, porque Iren Rotela de la organización Panambi explicó que su asesinato tiene que ver con su identidad de mujer. Otra cuestión también era publicar o no los nombres ¿Qué tan ético es? Finalmente decidí publicar los nombres porque la idea es que se haga justicia. Moli Molinas me ayudó a completar compartiendo una lista que ella manejaba.
Este jueves se trata el Proyecto de Ley de Protección Integral contra la violencia hacia las mujeres en la Cámara de Senadores y ojalá la lista ayude a pensar la dimensión real del problema.
Una cosa es esta lista: Nadie devuelve una madre a ese niño de 6 años. Ni devuelven una hija, ni devuelven una hermana, ni devuelven la vida. Y otra cosa, otra cosa es la protección real que se puede dar a las mujeres que viven en violencia para que puedan salir de ella y no terminar asesinadas en manos de personas que alguna vez le prometieron amor.
Patricia Lima, una comunicadora a quien respeto mucho, preguntó hace poco en una charla si vale la pena poner énfasis en lo que los medios masivos de comunicación publican; si vale la pena hacerlo desde los lugares desde donde se busca generar mejores condiciones de atención para las víctimas de violencia. Francamente me problematiza el tema, pero creo que si las mujeres de toda América hoy están diciendo “Ni Una Menos”, vale la pena seguir apostando por la comunicación, eso sí, más allá de los medios. Y por ahí, todas estas historias publicadas en los medios, que se resume en esta lista, no cambia el voto de los senadores, pero puede ayudar a pensar a las mujeres organizadas en alternativas autónomas y redes de solidaridad para salir de la violencia.
Feminicidios en el 2016
Además:
Fuente: Medios digitales nacionales y regionales (departamentales) de Paraguay.