La Asociación del Empleadas del Servicio Doméstico del Paraguay(ADESP), el Sindicato de Trabajadoras Domésticas del Paraguay Legítimo (SINTRADOP-L ) y el Sindicato de Trabajadoras Domésticas de Itapúa (SINTRADI) difunden un comunicado en dónde piden “justicia para Carolina Marín, la niña asesinada a golpes por su tutor en Vaquería, departamento de Caaguazú, el 20 de enero del año 2016”.
“Carolina Marín fue asesinada por ser mujer, por ser pobre en una sociedad que hasta hace poco reconocía implícitamente el criadazgo en la Ley del Trabajo Doméstico. Con nuestra lucha logramos cambiar la ley a finales del 2015, logrando que el empleo doméstico sea desde los 18 años, sin embargo seguimos luchando para que nos reconozcan como trabajadoras iguales a cualquier trabajador”, dice parte del documento.
“El Estado no protegió a Carolina Marín en su derecho de vivir una vida libre de violencia. Hoy exigimos justicia, con condenas ejemplares, porque necesitamos que el sistema judicial muestre simbólica y efectivamente que nuestras muertes de mujeres en manos de personas que se creen dueños de nuestras vidas, no serán en vano”, dice el texto de las organizaciones.
Reviviendo la propia historia
Kelly Agüero es hoy una referente de las trabajadoras domésticas del Paraguay. Las principales dirigentes de las tres organizaciones del sector de trabajo doméstico siempre están conectadas a través del mensajes de texto o se llaman por teléfono al menos una vez a la semana. Cuando supieron lo de Carolina Marín, que la mataron a golpes en Vaquería, que era una criadita de apenas 14 años, se comunicaron entre compañeras y enseguida dijeron: ¡tenemos que hablar de esto otra vez! Cuando supieron que Carolina Marín vivió en la casa de su asesino desde los tres años, y que detrás de las altas murallas los vecinos oían los llantos de la niña, otra vez volvió la historia de muchas compañeras que en los encuentros contaban cómo pasaron del criadazgo al trabajo doméstico remunerado pero mal pagado; y cómo no pudieron salir del trabajo doméstico como opción laboral – un trabajo que aún no es decente en Paraguay- porque es un trabajo que lleva consigo una discriminación desde la propia ley: no se paga igual que los otros trabajos, ya que por ley el empleador solo está obligado a pagar el 60% del mínimo legal vigente. Kelly fue una de las que fue frente al Panteón para decir en 2016 “Ni una más”.
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